lunes, septiembre 24, 2012

Soda

—Mira eso, que piernas tan magnificas—Amber imita el tono de un joven emocionado mientras se detiene en una página que muestra a una atractiva modelo con una expresión altanera—y ¡oh! esos pies—su mirada baja hasta los bonitos pies blancos envueltos en unas zapatillas negras, con un tacón imposiblemente grande—pero que preciosa es, tan feme…nina…

La palabra hace que Amber se muerda los labios. Algo que ella nunca ha sido y que probablemente nunca será, era claro el porqué ella no podría alborotar a los chicos tal y cómo lo hacían las mujeres como la de la revista que estaba mirando. El simple hecho de mirar a sus compañeras de grupo le hacía darse cuenta.

—No soy bonita—murmuró.

— ¿Con quién hablas?

Henry apareció con una gorra roja en la cabeza y las manos en los bolsillos.

Amber empujó la revista al costado, donde Henry no pudiera verla.

—Conmigo—sonrió, Henry sin embargo alzó una ceja y fue a sentarse a su lado—y, ¿qué haces?

Mientras Henry no contestaba, Amber se retorcía los dedos entre las manos.

—Estoy intentando soportar algo y no enojarme—dijo al fin.

Eso tomó por sorpresa a Amber quien se volvió para mirarlo directamente, ¿Henry estaba enojado con ella?

— ¿Qué sucede?, ¿qué estás intentando soportar?

En un segundo Henry cambió su expresión seria por una pequeña sonrisa, se extendió sobre el cuerpo de Amber quien se hizo hacía atrás tomada por sorpresa, pero Henry continuó su acción y tomó entre sus manos la amplia revista que Amber había intentado ocultar.

—Mi preciosa novia es incapaz de ver lo bonita que es y se mortifica a si misma viendo este tipo de revistas estúpidas—dijo Henry en un solo respiro con cierta indiferencia. Luego miró a Amber y en tono amable agregó: — ¿qué crees que deba decirle?

Amber sintió sus mejillas calientes y su fleco yendo a cubrir parte de sus ojos mientras ella se inclinó hacia adelante.

—Quizá…si le muestras lo mucho que la amas, ella pueda verse a sí misma cómo alguien linda.

Henry buscó su cara, mirándola fijamente. Amber se sintió con esto aún más avergonzada pero pudo mantener su mirada en la de Henry.

—Te amo Amber. ¿Quieres que te compre una soda?

Henry sonrió y Amber dejó caer un beso en su mejilla expuesta.

—Te amo también. Coca-cola.

Henry se levantó con una gran sonrisa y dejó la revista sobre la mesa, saliendo de la habitación para ir por las bebidas.

Amber sabía que Henry habría querido pedirle que no viera más revistas como esas, pero Henry era demasiado amable cómo para permitirse eso.

Tomó el grueso volumen con una de sus manos, dispuesta a dejarlo en la parte baja del mueble junto al sofá, pero entonces reconoció a la chica de la portada.

Era Victoria. Con el cabello desordenado y revuelto junto con una expresión vacía en su cara. No pudo evitar reír un poco.

Sólo por esa vez dejaría vivir a Henry y no le diría a Victoria lo que este había dicho de la revista donde aparecía.

Sólo por esta  vez.

Porque bueno, Henry le había comprado una soda.

Y ella lo amaba. Y él a ella.

Nada más por eso.

1 comentario:

  1. Un momento, dulce momento. Maldición, creo que debo declararme fan de esta pareja, adoro a Henry y casi no leo Hetero, por otra parte, Amber es una chica genial. Qué dulce es leer a estos dos. Escribes de una manera tan ligera, sencilla y sutil, quizás llegue a envidiar tu manera, jeje. Espero que escribas más cosas así, son refrescantes, gracias (:

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