domingo, agosto 18, 2013

I'm sorry, Krystal


Henry llevó a cabo el solo de guitarra de modo excepcional. Cuando hubo terminado se lanzó ferozmente contra el micrófono, despidiendo un alarido potente que terminó en agudo.

El público vitoreó, extasiado, y la canción llegó a su fin.

— ¡Muchas gracias a todos! —exclamó, y en su último afán lanzó un besó a una de las chicas que estaba al frente. Era hermosa, por completo su tipo, y la había estado observando cuanto pudo durante todo el concierto.

La chica notó su gesto, y sólo sonrió, cortésmente y no de forma coqueta cómo Henry había esperado.

Bajó del escenario con la guitarra a cuestas, y casi cae sobre su trasero cuándo chocó contra otro cuerpo. Uno más pequeño y delgado, pero con un toque ligeramente diferente al que tendría una chica.

—Lo siento mucho—se disculpó la persona. La voz no era suave, era más bien profunda, casi grave pero terriblemente agradable. Sus ojos le gritaban algo, mas sus sentidos decían algo completamente distinto. Y estos tenían razón; se trataba de una chica.

Una chica con pantalones negros ajustados, una playera extremadamente grande color gris y unas botas negras, altas y gruesas. Una gorra negra cubría el pelo negro que Henry logró ver. Esa gorra era de una marca que él conocía, una genial marca.

—Discúlpame tú a mí—respondió Henry, algo tarde por su escudriño a la chica—acabo de salir del escenario, así que supongo que aún estoy un poco mareado de la emoción.

Ella lo miró fijamente, cómo si estuviera tratando de recordar algo, luego chocó sus manos entre si y sonrió.

— ¡Eres Henry Lau! —gritó, victoriosa.

—Eh...si, soy yo.

—Es un placer conocerte—dijo ella, con la sonrisa todavía en su cara, Henry esperó a que extendiera su mano, pero ella nunca lo hizo.

— ¿Me conoces? —preguntó Henry, a sabiendas casi, de que esa era una pregunta estúpida. En los últimos seis meses él se había convertido en toda una celebridad de internet, conocido por muchos realmente, era obvio que esa chica…

—He oído algunas canciones tuyas, eso es todo.

De acuerdo. La chica no era su fan.

—Bien—agregó él, sin saber que más decir. Su humildad no quería admitirlo pero se había acostumbrado a aquellas chicas que eran sus “fans número uno”, que lo abrazaban, lo felicitaban, intentaban besarlo y le deseaban lo mejor. 

Esa chica por lo contrario, sacó un cigarrillo, le ofreció uno y luego de que él lo rechazara, se llevó uno a su propia boca y lo encendió. Aquella chica estaba fumando frente a su cara.

—Yo también toco—dijo ella, sin agregar ningún tipo de emoción a su voz—la verdad, me sorprendió que te pidieran presentarte aquí.

— ¿Por qué?

—Bueno, estás, digamos…fuera de lugar.

— ¿Perdón? — ¿acaso además de no ser su fan, fumar en su cara y parecer chico, lo estaba insultando?

—No quiero ofenderte—aclaró ella, alejando el cigarrillo de su boca—pero aquí hasta la fecha, sólo se han presentado chicas.

— ¿Y eso qué?, no me parece extraño que de repente se presente un hombre—respondió él, despreocupadamente.

—No entiendes—la chica se inclinó e hizo morir la llama de su cigarrillo presionando la punta contra el lateral de su bota—no es algo simple—se incorporó y botó el resto del cigarro en un pequeño cesto que estaba pegado a la pared, casi escondido. —Sólo tienes que mirar al público para darte cuenta.

Henry dudó, sin embargo aquella chica y todo lo que salía de su boca le intrigaba. Se acercó a los tres escalones que dirigían al escenario, subió sólo uno y se asomó.

El público era completamente femenino. Y al mismo tiempo, no lo era.

Chicas ataviadas en ropa negra, con pantalones ajustados pero playeras holgadas, sin maquillaje alguno y si llegaba a estar alguna maquillada, eran sólo sus ojos, no más. El pelo corto en la mayoría, corto sin tinte.

Henry no vio ninguna falda, ninguna cosa rosa o de algún otro color que no fueran el blanco, el negro y el gris.

Un público típico de un concierto de rock —lo que era, al fin y al cabo—, aunque la ausencia de hombres era ligeramente inquietante.

—Ninguna de ellas tiene novio—escuchó que la chica dijo a su espalda—y si tienen pareja, esa pareja está allí, junto a ellas.

Henry se volteó, al fin entendiendo todo.

— ¿Quieres decir…?

La chica se rio un poco, Henry pudo oler el hedor a alcohol barato saliendo de su boca, cómo humo de una sartén.

—No eres muy brillante ¿verdad?, estos conciertos son exclusivos para lesbianas. Por eso nunca había venido un hombre, porque a las chicas cómo yo, sólo les prenden otras chicas—y sonrió, en un gesto burlón.

— ¿Entonces por qué estoy aquí? 

La chica alzó los delgados hombros, en el ademán propio de una niña de cuarto grado, dio una vuelta vacilante cómo si estuviera borracha —que era lo que comenzaba a pensar Henry—, y se dejó caer en el piso, con las piernas entrelazadas.

—Ellas creen que eres lindo—respondió sin más, y debió notar el semblante confundido de Lau porque lanzó una risotada y prosiguió: —si les gustas tanto, es porque muchas quisieran ser cómo tú; un chico lindo, talentoso y que puede tener a las chicas que quiera.

— ¿Tú también quieres ser cómo yo? —cuestionó, sin saber realmente porque lo hacía, el porque precisamente formulaba esa pregunta tan fuera de lugar. Tomó una silla que había estado allí todo el tiempo, raquítica y a punto de romperse, la acercó a la chica y se sentó.

—Nooo—dijo ella, seseante, moviendo el dedo índice de su mano derecha de forma negativa—yo estoy bien siendo una linda chica, gracias.

Henry rio, al fin. Encantado con el humor de aquella chica.

—Me alegro. 

— ¿De que?

—De que seas feliz siendo lo que eres.

Ella arrugó las cejas, sus pequeños ojos delineados lucieron aún más negros y brillantes con la mueca.

— ¿Me estás coqueteando?

Henry estaba listo para lanzar —esta vez—, una risa de verdad, con ganas, cuándo desde el pasillo que llevaba a los pequeños camerinos sonaron los ruidos inconfundibles de unos tacones.

Y luego una voz.

— ¡Amber!, ¡Amber!, ¿dónde coño estás?

Y la chica que le había gustado durante el concierto, apareció.

En sus pantalones de cuero rojos, su blusa negra y sus tacones atractivamente altos y negros también. El cabello ébano, cayendo sobre sus hombros y su espalda. Unos guantes de tela delgada color negra, con los dedos descubiertos.

Se quedó deslumbrado, abrió la boca pero de ella no salió nada, y justo cuándo estaba en el apogeo de su embeleso, la chica lo miró recelosa, pasó a un lado de él sin decirle nada y llegó hasta la otra chica que Henry sabía —ahora—, se llamaba Amber.

— ¡Linda Krystal!, ¿qué haces por acá cariño? —saludó Amber, con una sonrisa propia de una hermosa borracha.

Para Henry no pasó desapercibido el color rosado apareciendo cómo por arte de magia sobre la piel blanca de Krystal…

Un momento.

Si Amber dijo que todas las chicas asistentes al concierto gustaban de chicas, entonces Krystal…Oh. Y estaba seguro además, de que a Krystal le gustaba Amber, si es que no eran ya pareja, claro.

— ¿Qué haces tú acá, tremenda idiota?, todo el grupo está buscándote, debemos ensayar, luego del intermedio vamos nosotras—Krystal contestó con dureza, la molestia brotaba de su voz.

—Lo siento—habló Henry, notando lo agitada que se encontraba Krystal y el hecho de que Amber no hacía amago alguno de levantarse del suelo—yo entretuve a tu…a Amber. Quise hablar con ella, por eso se tardó—y sonrió, con sus lindas mejillas de adorno que bien sabía que a las chicas, —con suerte, cualquier tipo de chica— les gustaba.

Krystal sin embargo no contestó a su gesto, lo miró con las cejas fruncidas y desconfianza nada disimulada.

—Y, ¿tú eres?

Henry sonrió más, con un poco de decepción clavándose en su pecho.

—Henry Lau, el chico de la última actuación.

— ¡Ah si!, el chico, claro—notó al fin Krystal—lo siento, pero a pesar de estar entre el público no preste mucha atención. Estaba repasando en mi mente la letra de la canción que vamos a tocar.

Henry llevó la mano a su cuello, entre estupefacto, decepcionado y nostálgico.

—Entiendo.

—Nosotras tocamos después de toda esta mierda del intermedio—irrumpió Amber, con la voz más serena—ya que tú ya tuviste tu número musical—rio—bien podrás prestarnos total atención.

Hizo una seña hacía Krystal para que la ayudará a levantarse y se puso de pie, pasó un brazo por los hombros de Krystal y comenzó a caminar lejos.

—Un placer conocerte Lau—dijo, junto con un gesto de la mano.

Krystal no se molestó en despedirse y sólo se abrazó a la cintura de Amber con más fuerza.

Y Henry se quedó solo.











— ¿Listos para sentir a Electric Shock recorriendo su cuerpo?

El público gritó, vitoreó, aulló, Henry escuchó incluso algunas voces pidiendo que alguna chica del grupo —o el grupo entero— les quitará la virginidad o les diera hijos —algo biológicamente imposible—. Y la canción comenzó.

Henry aunque no se lo propuso, se aprendió rápidamente los nombres.

Amber; guitarra, Krystal y una linda chica llamada Suzy eran las vocalistas, Jia; batería y finalmente una chica con rulos de nombre Fei tocaba el bajo.

Quisiera o no admitirlo, todos eran hermosas, y si, Henry deseó o ser chica o que a ellas les gustaran los hombres.

Poco antes de acabar la canción, Krystal jaló a Amber hacia abajo y la besó. El público se volvió loco. Amber se dejó hacer, mansamente.

El beso terminó, y con el los últimos acordes.

El grupo entero agradeció el apoyo y bajó del escenario.











—Estuvieron geniales—dijo Henry a una Amber que guardaba su guitarra en su estuche. —Oh, y el beso del final súper, excelente toque.

—Muchas gracias—contestó Amber suavemente. El alcohol había desaparecido de su esbelto cuerpo por completo gracias al esfuerzo que requería la presentación, así que ahora a diferencia de cómo fue al principio, estaba un poco tímida y hablaba con menos volumen.

— ¿Por qué agradeces algo que no te corresponde?, fui yo quién te beso, tú sólo te quedaste quieta cómo idiota—Krystal golpeó levemente a Amber en la cabeza con una botella de agua. Amber la tomó mientras le agradecía.

—Y eso fue muy difícil—se quejó—soportar tus pegajosos labios llenos de brillo labial durante todo ese tiempo, ¡uff!

Krystal iba arremeter con un nuevo ataque, pero Henry interrumpió la pelea.

—Disculpen, pero tengo curiosidad—ambas chicas pusieron sus ojos sobre él— ¿ustedes son pareja?

Pasaron por mucho tres segundos en silencio, cuándo la carcajada de Amber, Jia y Fei resonaron por todo el pequeño y compartido camerino.

— ¡Si apenas puedo soportar a Krystal cómo amiga! —logró decir Amber entre risas.
Krystal por el contrario no había dicho nada, y sus delgados labios se apretaron, cómo impidiéndose a sí misma hablar. Suzy lucía preocupada, mirando a Krystal.

—Te vamos a aclarar algo—habló Fei, con sus preciosos rulos mojados de sudor pegados a su frente—debido a que hablaste a solas con Amber primero, seguro que nuestra querida guitarrista te engañó—Fei miró a Amber, quién puso cara de niña buena e inocente.—Nosotras no somos lesbianas, Henry.

Henry parpadeó varias veces, y mientras lo hacía, Krystal se sentó en el sofá más lejano, con las piernas cruzadas.

— ¿No lo son? —cuestionó al fin.

—No. Tocamos aquí cada año porque prácticamente todas las chicas de este club son nuestras fans, y hemos añadido besos y cosas así para complacer a este club en especial. Eso es todo.

Henry se quedó boquiabierto, pero entonces, si Amber ni ninguna de esas chicas eran lesbianas, ¡entonces él y Krystal podrían…!

—Krystal y Amber son la pareja con más seguidores, aunque en realidad todas las parejas que manejamos contienen a Amber. Hoy sólo fue el turno del KryBer.

Pero Henry notó el enojo en Krystal, la enorme desazón de sus ojos oscuros, de sus piernas cruzadas con fuerza, de sus brazos apretados contra su cuerpo casi violentamente. Y sobre todo sus labios, rígidos en una sola línea.

Krystal quería a Amber más que cómo una amiga, lo supo entonces.

—Ya veo. Pero en ese caso, ¿Amber tiene besos con cada una de ustedes?

—Así es—declaró Suzy adelantándose a Fei, mientras se paseaba leyendo una revista de heavy metal.

Para Henry no pasó desapercibido el golpe demasiado fuerte y demasiado enojado que produjo Krystal al descruzar las piernas y chocar los pies contra el piso.











—Deja que te llame—pidió Henry, a una Amber que estaba lista para marcharse.

—Amber—llamó Krystal desde la camioneta del grupo—apresúrate.

Amber le hizo un gesto obsceno con la mano y volteó de nueva cuenta a Henry.

—No tengo mi móvil aquí y no me sé mi número—Henry abrió la boca, estupefacto—dame tu número, y yo te llamo a ti.

Henry escribió con rapidez los números de su móvil, le entregó el papel a Amber y se despidió con la mano.

Cuándo Amber iba a comenzar a alejarse Henry vio a Krystal pendiente de los dos, con los ojos entrecerrados.

—Dile que no llore mucho, que ya ella tuvo su oportunidad.

—Disculpa, ¿qué dijiste? —le preguntó Amber volviendo a voltearse.

—Nada, nada. Espero tu llamada—y esta vez fue Henry quién se volteó y se alejo, preguntándose cómo se vería Amber usando alguna de sus camisas o alguna de sus gorras.

“Nada mal”, se dijo, “nada mal”.











—De acuerdo, eso fue inesperado.

Henry volteó hacía la voz; se trataba de Suzy, que llevaba en las manos un vaso de cartón con —seguramente—, café dentro.

— ¿Qué cosa? —cuestionó, fingiendo que no sabía a lo que la chica se refería.

—No creí que Amber fuera tu tipo de chica—respondió simple, y dio un pequeño sorbo al vaso.

— ¿Por qué?, ¿crees acaso que Amber sólo es el tipo de chica de Krystal?

Suzy detuvo todas sus acciones. Su boca se abrió un poco y sus ojos tintinearon, sorprendidos.

— ¿Te diste cuenta? 

—Cualquiera con un poco de observación se daría cuenta.

Suzy bajó la mirada, muy preocupada de pronto. Pero luego la subió, miró a Henry con los ojos casi inmersos en fuego por la ira.

—Entonces, ¿por qué?, ¿por qué quieres salir con Amber siendo que Krystal la ama?

Henry no hizo ningún movimiento ni dijo nada, de alguna forma, no se esperó que ocurriera algo así.

Tonto, se dijo, debí imaginarlo.

—Lo siento—comenzó, con lo único que se le ocurría decir—pero creo que Krystal ya tuvo su oportunidad, creo que no estoy siendo injusto.

Suzy se pensó mucho lo que iba decir, pero cuándo volvió a hablar, lo único que salió de sus labios fue una súplica.

—Krystal la ama demasiado. No puedes hacer esto. 

Henry miró sus ojos; estaban brillantes por lágrimas diminutas que no se acababan de formar. Debía ser cierto aquello, Krystal debía amar a Amber muchísimo y por mucho tiempo, para que una de sus amigas se comportara así, defendiendo su amor.
Inclinó la cabeza y metió las manos en los bolsillos de su pantalón.

—Krystal me gustó al principio—dijo, sin saber porqué—pero…Amber rápidamente me mostró el cómo era realmente, y con eso, lo sincera que es. Creo que si ella amara a Krystal ya habría hecho algo. Por eso me di una oportunidad, porque quizá, Amber nunca ame a Krystal cómo Krystal lo hace.

Suzy apretó la boca, contrariada.

—Además—agregó Henry—sólo le di mi número, eso no significa que ya me ame.
Suzy hizo un puchero, y gritoneó infantilmente sus palabras.

— ¿Cómo no te va a amar, pedazo de tonto?, eres su ídolo, además hasta yo note que eres un chico agradable.

—Espera—Henry alzó una mano para acompañar su petición. — ¿Soy el ídolo de Amber?
Suzy únicamente agitó la cabeza de forma afirmativa, tomando un poco de su olvidado café.
—Entonces, ¿por qué actuó cómo si yo no le importará mucho?

—Ella es así. No va a mostrarse cómo las demás chicas, es demasiado tímida para gritar en tu cara y preferirá mil veces pretender odiarte, que confesar que tiene una foto tuya en su cuarto.

Henry alzó las cejas con la palabra “tímida”, porque aquella chica que fumó en su cara no parecía para nada tímida, mas lo último robó su atención.

— ¿Ella tiene una foto mía en su cuarto? —cuestionó, casi entusiasmado. Cuándo Suzy agitó de nueva cuenta su cabeza para decir “si”, fue cuándo se entusiasmo de verdad—oh vaya, parece que tengo más oportunidad de la que creí—se animó, sonriendo casi para sí mismo. —Pero, cuándo fingió que yo no le gustaba mucho estaba un tanto ebria e incluso fumó frente a mí, ¿cómo es que...?

Suzy alzó los hombros, en el mismo gesto que llevó a cabo Amber horas antes. Henry se preguntó cuál de las dos habría comenzado con aquella manía.

Lau notó que estaban ya inmersos en silencio, con la chica sorbiendo su café y una camioneta esperando por ella. Habló.

—No voy a echarme atrás—aseguró, con la voz llena de decisión—puedes decirle a Krystal que le diga a Amber sus sentimientos, que lo intente. Porque yo no voy a echarme atrás.

Suzy notó el cambió en su tono, dejó de tomar café y extendió la mano hacía Henry.

—Es un trato—Henry se la estrechó y ella partió de inmediato hacía la camioneta.

Lau notó cuán tierna era, y que seguramente Suzy sería una de sus damas de honor para su boda con Amber.

Si, seguro que si.

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