—Bien—dijo
Henry, con el ceño fruncido—entonces, ¿no vamos a ir a ningún lugar?
—No—respondió
Amber, y JongHyun hizo un puchero contra su hombro—Dino-oppa dice que prefiere
que hagamos algo aquí. Ayer tuvo un concierto y está algo cansado.
Henry no habría tenido problema con eso, no. Él
era un chico muy considerado. Pero oh-oh. JongHyun estaba tocando a su novia, a su chica, por la cintura. Tenía las palmas apoyadas contra la
cintura de Amber por detrás, podía notarlo a pesar de la gran playera que
llevaba Amber, y tenía además, la barbilla contra el hombro de Liu, mostrando
la cara cómo si no estuviera haciendo nada indecente.
—Pero
Amb—arremetió, con aquel apodo del cuál personalmente se aseguró, él era el
único en llamar a Amber—yo tenía planeadas ya un montón de cosas fuera.
Mentira. Él también había tenido un concierto
ayer, en Japón, y había estado tan ocupado con todo que no logró preparar nada
para aquel día libre en conjunto que tenían planeado desde hace tanto.
Amber hizo una mueca resignada y casi
melancólica.
—Lo
siento Henry. Yo también estoy algo cansada.
¡Mentiraa!, Henry sabía que Amber, en términos
simples, no había hecho nada agotador el día anterior, seguro que tenía el depósito
de energía a tope, pero se negaba a salir porque tenía encima a aquel vocalista
principal de Shinee con cara de dinosaurio y ánimos agotados.
¡Mierda!, ¡mierda!, ¡mierda!
JongHyun hizo un ruidito, una queja infantil
digna de un bebé.
— ¿Qué
pasa oppa? —preguntó Amber, haciendo que el ceño de Henry se frunciera más;
Amber se negaba a llamarlo a él “oppa”, pero no tenía reparo en llamar así a
alguien más frente a su cara.
—Me
siento aún más agotado—y lanzó un bostezo, y sus manos viajaron alrededor de la
cintura de Amber, por completo, la rodearon, y se encontraron en un punto dónde
JongHyun las entrelazó. Así que se podía notar el contorno real de la cintura
de Amber, con la playera arrugada ya que JongHyun la abrazaba con fuerza…
Eso fue suficiente para él.
Con apenas un movimiento, jaló a Amber hacia sí
halándola del brazo. Sin mucha fuerza, pero con determinación. Amber, tomada
por sorpresa, chocó contra su pecho y Henry la cubrió con sus brazos, tomó las
llaves de la camioneta de Amber que yacían esperando en la repisa y regaló a
JongHyun una mueca presuntuosa y altanera.
—Lo
siento Jong—comenzó—pero me temo que reserve en un restaurante muy prestigioso,
y no quiero dejarlo pasar—y antes de que Kim ofreciera acompañarlos, cosa que
Henry sabía iba a hacer, agregó; —me temo también que sólo reserve para dos
personas así que, nos vemos luego.
Con
una sonrisa torcida y casi maquiavélica, Henry cerró la puerta, dejando a Kim
JongHyun estupefacto, pero aún con el tacto de la cintura de Amber en las
manos, para disgusto de Henry.
Amber
examinó el manjar, le dio vueltas en sus manos con las cejas alzadas, y cuándo
terminó su inspección, frunció las cejas y miró a Henry, quién comía con
entusiasmo.
— ¿Es
este un restaurante elegante dónde se tenga que reservar con anticipación,
según tú?
Henry masticó bien su bocado y se limpió la
boca —quizá más lento de lo normal—, antes
de responder.
— ¿No
es eso lo que es?
Amber entrecerró los ojos, sin creerse lo que
Henry decía, ladeó su cabeza y Henry miró hacía el lugar que ella indicaba; el
logo de Burger King pegado a una de las ventanas, una gran estampa en realidad,
obstruyendo un poco la vista hacía afuera.
—Por
favor, Lau—replicó ella, con un tono casi cansino—explícate o le diré a SM que
se equivocó en los resultados de tus exámenes mentales.
Henry chistó, algo molesto por el comentario,
aquellos exámenes habían sido muy incomodos para él y Amber amaba hacérselo
recordar. Miró hacía abajo, hacía su hamburguesa mordida y sus papas fritas
calientes.
Sopesó sus opciones, unas diez veces antes de
que Amber le apremiara con un “estoy marcando el número de Lee SooMan-sshi”,
amenaza que resultaba ridícula ya que Amber tenía el número del empresario
guardado en su celular, no había necesidad de marcar ningún número, sino sólo
pinchar el botón “llamar” y así…
Bueno…
—Me
dieron celos de JongHyun. No me agrada que te abrace así, y podrás decir que no
es cierto, pero él siempre, cada que puede, busca tener un contacto físico
contigo, por pequeño que sea.
Amber sólo miró a Henry a través de sus bonitos
ojos delineados sin decir nada, Henry suspiró y siguió comiendo.
Luego de un rato, Liu por fin habló. Y lo hizo
con un tono tranquilo, comprensivo, y conmovido.
—No
voy a dejar que me abrace así, ¿de acuerdo?, creo que exageras porque
JongHyun-oppa es cómo un hermano para mí, pero si te mantiene feliz, no dejaré
que me abrace así—y comenzó a comer su propia hamburguesa, Henry por el
contrario detuvo el deguste de la suya.
—Bien,
entonces no abrazos por la cintura—afirmó, cómo para estar seguro.
—Si.
No abrazos por la cintura—repitió Amber, asintiendo con la cabeza y llevándose
una papa frita a la boca.
Henry
se quedó satisfecho por un momento, y siguió comiendo, pero luego le atenazó
una inquietud y de inmediato la expuso.
— ¡Espera,
espera!, tampoco besos ni nada así ¿eh?
Amber
se sintió casi ofendida, mas la expresión sinceramente aterrada de Henry la
hizo reír. Tomó una papa frita de su plato y la introdujo entre los labios
regordetes de su novio.
—Por
supuesto que no, idiota.
Henry
se comió la papa frita y se regocijo una vez más en satisfacción. Notó entonces
que Amber estaba cediendo a sus caprichos con mucha facilidad, así que cuándo
hubo terminado su bocado se aclaró la garganta y se inclinó más hacía su novia.
—Llámame
“oppa” —demandó, con la voz más sexy que tenía en su repertorio.
Amber
abrió los labios ligeramente, tomada por sorpresa, Henry creyó que ya la tenía,
sólo faltaba notar el sonrojo en sus lindas mejillas y…no, la mueca que prometía
ser avergonzada se convirtió en una mueca burlona, los dedos de Amber buscaron
un montón de papas fritas que introdujo luego a la boca de Henry, de nuevo.
—Ni
loca.
Se
ahogó en decepción y siguió comiendo.
—Espera
aquí—pidió Henry, y fue de inmediato a la casa y verificó con rapidez que
estuviera vacía, Amber esperó en la camioneta, preguntándose cómo terminó
enamorada de alguien tan extraño.
—Bien,
todo en orden—anunció Henry cuándo estuvo de regreso, con la sonrisa que
tendría un niño luego de regresar de la feria.
—Te
dije que JongHyun me mandó un mensaje diciendo que ya se había ido, no había
necesidad de revisar—Amber bajó de la camioneta y caminó hacía Henry.
—Siempre
es bueno asegurarse—dijo únicamente Henry.
Amber
no respondió nada, y ambos se quedaron callados. Unos cuantos grillos
arrullaban el manto negro de la noche, las luces de la ciudad estaban todas
prendidas y el ruido de algunos autos, tenue y casi agradable se oía desde
lejos.
Amber
tendría la casa para ella sola esa noche, y el día siguiente. Las chicas habían
ido a visitar a sus familias y cómo se trataba únicamente de dos días de
descanso, Amber prefirió quedarse.
Pero
Henry sabía cuánto habría querido ir a casa, aunque sea unas horas.
Suspiró
livianamente, y atrajo a su novia a sus brazos. Le rodeó los hombros y empujó
la dulce cabeza a la curva de su cuello, Amber pronto le correspondió
rodeándole la cintura.
—Buenas
noches. Duerme bien. Voy a venir mañana en la mañana a verte. Si eres lo
suficientemente perezosa tal vez tenga que usar mi llave de repuesto. Y si es
así, te haré un buen desayuno, un gran desayuno. Pan tostado, huevos, y jugo.
¿Qué te parece?
Amber
respiró contra el cuello de Henry, regocijándose en la dulce voz, en las
tiernas palabras. Sus manos se apretaron aún más contra el cuerpo de su novio,
y sus deseos emergieron cómo nunca.
—Quiero
que te quedes aquí. Que me digas buenas noches justo antes de quedarme dormida.
Que me cantes hasta que cierre los ojos. Que despiertes al mismo tiempo que yo.
Que no tengas que usar tú llave de repuesto, y si, quiero ese gran desayuno.
Henry
se quedó tieso por un momento, cerró los ojos, y sonrió.
— ¿Despertar
al mismo tiempo?, además de cursi, ¿no es eso imposible?
Amber
sonrió, con un amago de carcajada en los labios, llevó una de sus manos al pelo
de Henry y lo acarició cariñosamente, perdiendo los dedos entre las hebras
negras.
—Hay
que intentarlo.
Y
antes de que Henry respondiera cualquier tontería, ella se puso de puntillas y
lo besó, en los labios, tiernamente, castamente, con el sabor de las
hamburguesas y las papas fritas en la lengua, y la sensación de amor en el
corazón.
Él le
correspondió el beso y bajó las manos hasta su cintura. La abrazó, cómo sólo él
podía, desde ese mismo día.
Pensé en esto debido a esta foto:♥
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